La borrasca Filomena ha ocasionado muchos daños en el centro de España. Aunque como efecto colateral ha nevado, y mucho, en lugares dónde habitualmente no lo hace, como es cerca de la costa de Valencia.
Hemos podido ver la Sierra Calderona nevada en cotas como Rebalsadores o el Garbí o Alcublas, e incluso cierre de carreteras.
Aprovechamos el fin de la tormenta el domingo 10 de Enero para probar la experiencia de rodar por caminos nevados.
Nos acercamos a Barracas, con la intención de hacer un tramo de la vía verde de ojos negros.
Si bien ya se veía bastante nieve desde Viver y Caudiel, es al subir el Ragudo cuando el paisaje cambia radicalmente. Un manto blanco cubría todo el paisaje e incluso sólo se había habilitado un carril en la autovía Mudejar.
Antes de llegar, la Guardía civl nos advierte que sólo se puede llegar a Barracas y con cadenas. Menos mal que íbamos preparados.

Al llegar, encontramos problemas para aparcar por la nieve acumulada en las cunetas, pero encontramos un parking habilitado.
Y sobre todo unas imágenes increibles. Tejados llenos de nieve, los aleros de las casa con chupones de hielo.
Pudimos pasar por las calles del pueblo porque habían limpiado la nieva con una pequeña excavadora.



Buscamos la vía verde que pasa al lado del pueblo y cuando llegamos la encontramos con más de medio metro de nieve.
Una pasada.
Aún con la nieve por las rodillas intentamos rodar, … pero imposible. La nieve llegaba hasta los pedales y ni con la ayuda del motor.




Tras hacer algunas fotos, buscamos un camino de subida que habían limpiado el día anterior y tenía la nieve de la última noche y pudimos disfrutar unos kilómetros sobre la nieve. Como no había pasado casi nadie por el camino, no había hielo y no deslizaba.

Una fantástica experiencia que probablemente en muchos años no se podrá repetir.